LA MEMORIA DE ORIENTE
TROTTO / Italia, s.XIV
PRIMAVERA EN SALONICO / Trad. Sefardí
A CHANTAR/ QAIM WA NISF RAML MAYA / Beatriz de Día, s. XII/ Trad. Andalusí
KURDILLYHICAZKAR SAZ SEMAI / Trad. Turquía
ANA DINI DIN ALLAH / Abdessadek Chekara, s. XX
ESTAMPIDA REAL VII/ TAWSHIYA MSARKI VII / Francia, s.XIII/ Trad. Andalusí)
GRAN DEREIT’E/ YA ADILI BI LAH / CSM 34, s.XIII / Trad. Gharnati
UNA ORA / Trad. Sefardí
CANTIGAS DE AMIGO/ HIJAZ MACHRIQI / Martin Codax, s.XIII / Trad. Andalusí
ATRESSI CUM LA CHANDELLA / QUDDAM RAML MAYA / Peire Raimon de Toulouse,
s.XII / Trad. Andalusí
Si algo puede definir nuestra cultura a través de los siglos es la mezcla, el encuentro y la convivencia con culturas dispares que pisaron el suelo peninsular desde el principio de los tiempos. Como bien nos contaron Al-Andalus fue una de esas culturas y periodos históricos que durante ocho siglos dejó empapada esta tierra de saber, arte y buen vivir. No sólo hizo florecer sus jardines sino también sus oídos con la más fina poesía y con la más dulce música, algo que no se conocía hasta entonces en ningún rincón del planeta. A medida que la “reconquista” fue avanzando también lo fue el conocimiento íntimo de las artes que los poetas y músicos andalusíes desplegaban en las cortes de Toledo, Sevilla, Valencia, Córdoba, Murcia o Granada. Este “avance” hizo que reyes cristianos como Alfonso X en la península o Federico II en Sicilia quedaran admirados del arte andalusí adoptando formas poéticas y musicales a golpe de laúd y espada. Y no sólo fue éste el contexto exclusivo de intercambio. Entre los siglos X y XV los intercambios culturales fueron frecuentes a partir de las repetidas incursiones en tierra santa de los cruzados y del siempre presente intercambio comercial que presenciaba el mediterráneo desde hacía siglos. En la actualidad es complejo llegar a conclusiones definitivas cuando se trata de interpretar el repertorio medieval, heredado a través de unos pocos manuscritos y no muchas más orientaciones en cuanto a su ejecución. Es por lo tanto interesante poder recurrir a tradiciones que provenientes de la misma época y lugar en que este repertorio fue creado han pervivido en las memorias, cantos e instrumentos de sus conservadores. Este es el caso de la música andalusí, de la música árabe de oriente medio o de la música clásica turca. La coincidencia en modos y secuencias musicales, estructuras rítmicas y poéticas entre estos repertorios son la excusa que usamos aquí para vertebrar este proyecto de encuentro que no pretende otra cosa que traer a la memoria sonidos que nos dan identidad hoy porque un día fueron nuestros.
If there is one thing that can define our culture through the ages, it is the cultural mix that has resulted from encountering and living together with the various peoples who have trodden the Iberian peninsular since the beginning of time. As we have been told, Al-Andalus (Islamic Spain) was one of those cultures, and over a period of eight hundred years it left its imprint on Spain in terms of knowledge, art and good living. Not only did it fill the gardens with flowers, it filled the ear with the finest poetry and the sweetest music, something unknown at that time in any part of the world.
As the ‘Reconquest’ advanced, so too did the intimate knowledge of the arts displayed by poets and musicians at the courts of Toledo, Seville, Valencia, Cordoba, Murcia and Granada in Al-Andalus. This ‘advance’ inspired the admiration of Andalusí art by Christian kings such as Alphonso X on the Iberian peninsular, or Federico II in Sicily, and poetic and musical forms were adopted in both countries. And this was not the only context in which exchanges took place: between the 10th and 15th centuries there were frequent cultural exchanges on account of the repeated incursions by the crusaders into the Holy Land and also the ever-present trading that has taken place in the Mediterranean since time immemorial.
At the present time it is a complex matter to arrive at definitive conclusions when interpreting the medieval repertoire, passed down by way of very few manuscripts and with little guidance as to its performance. It is therefore interesting to be able to turn to traditions that have survived in the memories, songs and instruments of those who have preserved them, traditions that stem from the same period and place in which this repertoire was created. This is the case with Andalusí, Middle-Eastern Arabic and classical Turkish music. The similarities between these repertoires, in terms of musical modes and sequences, as well as rhythmic and poetic structure, provide us with reason to give structure to this project of musical encounters, the sole objective of which is to revive sounds that we can identify with today, because they were once ours.
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